Imágenes con frases positivas para ver la vida más optimistas
Eternamente los filósofos se han peleado entre polos subjetivistas y otros más objetivistas, tratando de descubrir dónde estaba realmente lo importante para comprender al hombre y su realidad ¿Tiene más sustantividad el objeto sea lo circundante o el mundo? ¿El trofeo en esa cuestión se lo lleva el inexorable sujeto? Digamos, a grandes rasgos, que estas cuestiones nunca han sido resueltas y aquí no la vamos a develar. Lo que sí es cierto es que el hombre es importante y la forma en cómo ve a su mundo se vuelve crucial. Aquí, bajo el signo de esas ideas, te presentamos un hermoso posteo de imágenes con frases positivas para ver la vida de un modo más optimista.
Frases positivas para la vida diaria
Es mejor tener una especie de manual positivo para la vida diaria. Sí, uno que podamos aplicar en cualquier momento, dejando de lado excepcionalidades y complicaciones. Un decálogo o de la cantidad que sea con consejos más que útiles. Si al fin y al cabo lo que está en juego es nuestra vida.
No andemos con malas actitudes por todas partes, ya que son pésimas aliadas para presentarnos a terceros y para vivir con felicidad. Mejor es modificarnos, porque con ese cambio nos daremos cuenta que el mundo mismo agarra otra tonalidad. Solo hay mundo para el ser humano que lo construye.
Despreocuparse, una palabra que hay que tener un poco presente o más en cuenta. El exceso de problemáticas hace que nos sintamos aferrados, sujetados a miles de cosas. Aborrecemos todo lo que no sea una libertad bien entendida; eso se semeja a la esclavitud.
Sigue avanzando a pesar de las dificultades. Porque precisamente de eso se trata: no abandonar a la primera frustración, no desdeñar el proyecto cuando no sigue el cauce idóneo, debido a que siempre la realidad puede medrar, mejor, elevarse en la calidad de lo inmediato.
Tal vez hoy no fue tu jornada. Pasa que hay ciertos días en los que percibimos que fueron hechos por nuestros enemigos y para su regocijo. Sin embargo, todo cambia, siempre hay una flamante oportunidad si esperas, si estás apaciguado aguardando tu gran momento, la instancia suprema.
Quizás el idealista, aunque suene contradictorio, sea el más realista de todos: porque comprende, en fin, que su idea puede transformar el mundo. Solo los que tienen grandes sueños y ciclópeas ganas comprenden esa filosofía del existir práctica, a la mano; pero que necesita de una madurez insuperable de su portador.
Entre el llanto de Heráclito y la risa de Demócrito elegimos lo segundo. Es que la sabiduría nos lleva a cimas en las que nos damos cuenta que todo es juego de niños, que nada es tan importante como pensamos, que casi lo absoluto se demuestra en forma de mascarada y que si se puede sacar algo de ahí, sustantivo, es uno mismo.
Parte de ser optimistas también es quererse uno, poseerse como centro absoluto, como soberano lleno de señoríos. Es una premisa básica que muchos, desgraciadamente, desdeñan.
La decisión representa algo maravilloso: el ser humano que inside en la historia, aunque sea pequeña. Quien poco hace se sentirá imbatible seguramente, pero a la larga descubrirá que todo es una falacia: no ha vivido porque no ha decidido.
Soslayemos por un momento la idea de destino que nos quita responsabilidades y nos emplaza en un sitial expectantes ante lo que puede venir. No, mejor actuar, mejor comprender que la felicidad no es un fatalismo, sino una forma de peregrinar en nuestra vida.
La gente negativa quizás no arrebate tus sueños, pero sí los destruirám, los entenderá como pequeños, los querrá anular. Lo mejor es proteger lo que sentimos como perfectamente valioso, lo que le otorga un salto de cualidad a la existencia.
No somos egipcios ni griegos dispuestos a llevarnos cosas para utilizar en otra vida o esgrimir en algún río que se dirige a la bienaventuranza. Mejor darse cuenta que lo más sustantivo es vivir buenos momentos, estar pletóricos de ocasiones de alegría y tratarlas de construir a cada instante.
El primer paso siempre posee una naturaleza mezquina si se lo vislumbra superficialmente: estamos demasiado lejos de la meta, todo está en ciernes y los caminos son largos, sinuosos, incluso escabrosos. Pero comprendamos la realidad de un modo distinto: es el primer paso, que por lo menos nos quita del sitio en el que estábamos apoltronados.
Sigue aunque sea difícil, porque justamente en la complicación se ven esos diamantes con un espíritu de resistencia extraordinario.
La resistencia no debe ser ceguera. No, realmente no. A veces debemos anteponer la inteligencia para percatarnos que ya es suficiente y así buscar la felicidad, llenarnos de optimismo por otros senderos.
Hay un componente de indeterminación y potencialidad en la vida muy profundo. En ese sentido lo mejor es aprovechar el momento cuando se presente si no lo podemos construir, darle cabida con las propias manos y la decisión propicia. La vida es muchas veces una cuestión de perspicacia.
La vida no es la mejor postal a cada instante, pero descubrirás que siempre habrá un paisaje lindo incluso en lo que a priori parece feo, desaparicible, aburrido y triste.
La felicidad no es solo una actitud propia en cuanto a lo positivo; también es una decisión negativa (en un sentido bueno) para alejarse de todo aquello que realmente nos hace mal. Hay personas que no suman; seamos más hedonistas en esas cuestiones entonces.
La importancia y los beneficios de ser positivos y optimistas
Hay miles de beneficios por ser positivos. Ante todo nos volvemos simples, ligeros para comprender las dificultades y sortear cualquier entuerto. Luego nos percatamos que lo sustantivo vale grandes denuedos, pero muchas cuestiones menores no realmente. Es como ir desatando grandes cargas o alejando enormes presiones. A continuación te presentamos consejos y beneficios en el pleno optimismo.
No hay decálogo o retahíla que sea exhaustiva. Siempre vamos a cavilar que algo falta, que no nos sentimos tan identificados en algún precepto; sin embargo, no quita que algo bueno de ello se puede extirpar como el mejor cirujano.
Cuida de ti mismo, una premisa que un filósofo como Sócrates llevaba adelante. El maestro se sorprendía de cómo la gente se ufanaba en ganancias, honores, riquezas y poder, pero dejaba de lado las cuestiones más sustantivas. Esa lección es la misma de siempre: el ser humano perdido en barro y descuidando algo tan genuino como su educación y felicidad.
El positivo siempre vislumbra lo que se consiguió, lo obtenido, el lleno por más sucinto y escueto que sea. Al fin y al cabo la moraleja es bastante clara: es simpre una actitud que ordena cierto modo de divisar la realidad, que implica las cosas, uno y el resto.
Seamos felices porque ese es el objetivo supremo de cualquier existencia humana. Ya no nos basta con pensar que las bonanzas pueden venir luego de esta vida, ya que el presente es importante, vital y, quizás, lo único que poseemos. No desdeñemos riquezas potenciales, por posibilidades que son realmente palpables y ostensibles.
Siempre podremos hallar beneficios enormes en la felicidad, porque sabemos que incluso lo malo se disuelve ante semejante realidad del espíritu. La fuerza está contigo, la salud te acompaña, los sueños se cumplen y la alegría ya la tendrás al mismo tiempo.