Tarjetas con felicitaciones y Frases para el Día de la Madre
La madre es todo. Y acá no hay ninguna argucia lógica para decir que el todo y la nada son equivalentes. No. Ella es todo, un absoluto, nuestro fundamento, algo incondicional. Somos carne de su carne, pero hasta en el sentido literal. De ahí que sea tan importante para nosotros, excesivamente vital. En este mes de mayo próximo muchos países del mundo festejan su Día de la Madre, por eso aquí hemos decidido presentarte, querido lector, tarjetas con felicitaciones y frases para ellas. Un material que te encantará y que te puede ser muy útil. ¡Un posteo imperdible!
Tarjetas con frases hermosas y profundas para el Día de la Madre
Todos los días son los días de la madre nos repiten casi de manera admonitoria. Perfecto, pero eso no quita que en esta jornada haya una celebración belleza, dedicada y abocada a las madres de todo el mundo o por lo menos de los países que lo festejan.
Agradecer queda corto, porque sabemos que con ellas tenemos una deuda eterna ¿Acaso se puede devolver algo a quien nos dio la vida? ¿Necesita la que todo lo tiene si estamos felices como hijos? Seguramente que no, pero eso tampoco nos exime de festejar en su día y llenarlas de cariño.
Las madres nos muestran de manera espectacular que realmente el amor puede ser abnegado. Y eso es algo difícil de hallar debido a que siempre solemos suponer que hay un resquicio de individualidad en todo, que siempre se pide algo para sí cuando se da. Evidentemente no en todos los casos.
Duele cuando un hijo se separa de su madre, se ofusca con ella o cuando la madre hace todo para merecerse esos planteos. Nos parece algo totalmente antinatural ¿Y que sería lo común? Que esa simbiosis que existió en algún momento, durante nueve meses, siga existiendo en cercanía en la vida posterior.
Hay ciertas efemérides conmemorativas; pero muchas que, por distintas causas, nos conmocionan, no pasan desapercibidas para nosotros. ¿Y eso por qué? Porque pueden servir muy bien como mojón o bisagra para pensar de nuevo cosas.
Y si existe alguna inquina con la madre, siempre estar dispuesto a perdonar es lo mejor. Poco importa quién tuvo la razón o el comienzo de todo, porque no dejan de ser mezquindades. La vida es muy breve para separarse definitivamente de los grandes afectos.
Si ella nos dio la vida, sentimos que podríamos hacer lo mismo por ella. En general, cuando la relación es normal, nos cuesta concebir la vida sin mamá, esa mujer que soluciona todo, que consuela, que alegra y llena de motivación casi siempre.
Entones es normal que por más que la deuda nunca esté saldada hagamos todo para hacerla feliz. Nicaragua, Bolivia, Paraguay, México, entre otros países festejan sus días de la madre en mayo. Este posteo va dedicado a ellos.
Mamá siempre será la eternamente viva, porque su carne fue nuestra carne, porque nuestras vidas siempre estuvieron ligadas al extremo. Tal vez esa relación se acabe cuando nosotros, en tanto hijos, nos vayamos; pero ella siempre estará.
¿Irse a dónde? ¿Morir y algo más? Incluso los ateos más consecuentes quisieran algo así: estar siempre con los seres queridos, estar siempre con mamá. En todo caso el ateo es demasiado materialista para no comprender la fe; así como el creyente es excesivamente espiritualista para desdeñar la razón.
Cuando no sepamos cómo describir o poner en palabras lo mucho que amamos a nuestras madres, lo mejor es ver esas fotos viejas cuando eramos niños. Y nuestro rostro ante semejante persona: ahí quizás encontremos una respuesta.
Ella será siempre la única reina a la que no queremos dejar sin trono. Ojalá que nunca abdique.
Pocos vocablos definen tan bien a una madre como decir que es «admirable». Un verbo sustantivado lo resume todo, ya que no podemos tener más que sorpresa al ver semejante persona y la capacidad de lograr casi todo.
Resabios de la infancia: admirarse si mamá, en alguna ocasión, no tiene la solución para algo.
Todo lo que se pierde, seguramente esté en las manos de mamá o ella, tarde o temprano, lo encuentre. Así de poderosas fueron siempre.
La relación con nuestra madre tiene que servir como ejemplo para el resto de los vínculos (más allá de las diferencias afectivas) y para la situación nuestra en el mundo: la vida es muy breve; no nos ofusquemos por tonterías busquemos la felicidad como objetivo máximo.
Mamá siempre tiene una explicación certera, un consuelo efectivo, una capacidad de búsqueda tanto de soluciones como de cosas superlativas ¿Acaso no nos dimos cuenta de algo? ¿No hay un resabio en todo eso de lo que nos pasaba en la infancia? La madre sigue siendo ante los ojos de su niño una Diosa.
Ella puede tantas cosas que nos sorprendería si alguna vez se le escapara algo. Si tuviéramos que compararla con un animal sería con un pulpo, porque realmente hay que tener muchos tentáculos o brazos para hacer todo lo que realizan. Admiración a ellas.
Y así vamos por la vida: entre tanta frustración amorosa nos damos cuenta que el verdadero amor, tanto para el hombre como para la mujer, fue con mamá. El resto posiblemente sean remedos que nunca suplan al primero, que nunca lleguen a un modelo que se yergue como platónico tal vez.
Con sus niños mamá siempre está pendiente, porque ella está dispuesta a todos. Y la disposición es ya una inclinación antes del hecho mismo. En última instancia, ni siquiera hay deliberación: se sabe que mamá ayudará a sus niños siempre.
La finitud de los seres humanos más que un motivo de pesadumbre y tristeza, tendría que ser un acicate para vivir el aquí y el ahora, el presente absoluto ¿Y qué mejor que compartir la felicidad con quienes queremos? Mamá, tú eres la más importante dentro de ese abanico de personas. Nunca nos dejes, nunca nos abandones; siempre quédate a nuestro lado.
Sin hacer una apología al materialismo, siempre podemos tener en cuenta algún presente, en este caso para nuestra madre. Sabemos que el amor es más importante, pero el regalo indica algo hermoso en sí mismo: dentro de ese torbellino de imágenes y pensamientos que es mi mente, en algún momento pensé en ti.
En la vida venimos sin conocimientos y menos fundamentos. Simplemente estamos y debemos actuar. De ahí que sean tan necesarios nuestros guías. Uno de ellos, quizás el más importante, es mamá. Entones gracias por siempre marcar los caminos que deberíamos seguir. Alguien los desbrozó antes.
El cariño o amor es pura demostración, así que nunca seamos remilgados ni timoratos al respecto. Es importante siempre dar todo y mucho más, sin quedarse con alguna reserva o caer en especulaciones mezquinas. Se da por entendido que todo eso debe pasar aún menos con mamá.
Mamá es la primera palabra que pronunciamos y seguro de las últimas que musitaremos. Nunca un vocablo tan corto en nuestra vida va a tener tanta significación, tanta carga emotiva y afectiva. No hay parangón alguno en relación a lo que puede generar semejante palabra.
Desde ya, te deseamos una de las mejores jornadas del Día de la Madre, para ti, querida mujer, que tanta felicidad das a cambio de nada. O sí: a cambio de la felicidad de tus niños y seres queridos.