Las mejores frases de Libros y Novelas Románticas

El amor es un sentimiento sumamente complejo y tal estado tiene un poco que ver con lo camaléonico de su ser. Al principio puede ser pasional, luego volverse puro, crudo, desesperado, lóbrego, anodino, casi ausente y mucho más. Es más: no hay tiempos para ninguna fase del amor y todas pueden darse un poco al mismo tiempo o con fragmentos de demora pequeños. Sin embargo, y pese a todo, es la maravilla tornadiza de su existir que nos embarga, que nos lleva a escribir, a recitar, a intentar plasmar alguna idea que le gane al paso del tiempo. A continuación, siguendo tales lineamientos, te presentamos las mejores frases de libros y novelas románticas.

Imágenes con frases románticas de novelas y libros

Con el amor sentimos una necesidad de expresarnos, de la forma que sea. Digamos que el movimiento es desde el interior hacia el exterior, es indispensable expectorar algo que está guardado, sea por grandiosa felicidad, por profunda tristeza o por lo menos por sempiterna curiosidad o intriga.

¿El amor se hace más fuerte con la indiferencia? Hay personas que reaccionan de manera positiva ante el reto, el desafío de una empresa que comienza, por lo menos, con un cariz dificultoso. Será que el amor para que esté bien hecho necesita del obstáculo, ya que se sostiene en la creencia de que siempre lo complicado es lo que vale la pena ¿Será así siempre?

La vida se pasa con esa persona, pero se pasa de una forma agradable, linda. Es que nunca vamos a poder evitar el devenir de la existencia, ese movimiento que tanto vértirgo nos da; por eso, lo mejor es darle calidad, compartir con esos seres que nos otorgan un salto de calidad.

No hay insignificancia en la vida, porque cada tarea que emprenderás, por más nimia que sea, está realizada por un milagro del cosmos como eres tú. El amor, en ese sentido, adquiere una responsabilidad terrible: deberemos ser respetuosos del cuerpo ajeno, de sus sensaciones y sueños, porque al fin y al cabo no tendríamos que hacerle perder tiempo.

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El amor, asimismo, es curioso porque puede despetar múltiples accionares en el sujeto ¿Cómo actuar ante el que se quiere? Terminamos muchas veces llevando a cabo accionares imposibles de comprender en otras circunstancias, realides que nunca llevaríamos adelante y lo hacemos, justamente, por amor.

El amor es un animal demasiado camaléonico y variopinto para ser atrapado ¿Lo sujetas? No, ahora ya se modificó, incluso ese trastorno se vivencia como una auténtica revolución en nuestro interior. Cosas de la vida realmente. Por eso suele decirse muy bien que el único sitio para vislumbrarlo de manera diáfana quizás sea en un libro.

Es difícil amar en absoluto y, sin embargo, lo hacemos ¿Pensar hasta el final de nuestros días? ¿Sostener una decisión hasta el último de nuestros amaneceres? Necesitamos de coraje, de decisión y sobre todo de una posición que se confirma a cada instante, porque ya sabes, eso es lo valeroso del amor: en cualquier momento puedes decir no.

El amor es un sitio: tiene aromas, cadencias, tonalidades, temperaturas; nos sentimos como en casa. Es que ya lo sabemos: el otro significado de hogar es calidez, es decir, el deseo voluntario de permanecer en el mismo lugar porque realmente en ahí se está más que bien.

El amor, sin embargo, también es discusión, sueños rotos, tristezas que al principio, por lo menos, se semejan a algo inenarrable ¿Y desistimos? No, en todo caso, luego de un tiempo, volvemos a intentar porque somos demasiado amorosos.

El amor se complica porque siempre será, por lo menos en nuestra civilización, una cosa de a dos ¿Sabes alguna vez con certeza qué piensa el otro? ¿Conoces las vacilaciones más profundas? En rigor de verdad, el prójimo siempre se nos escapa, es demasiado lábil y eso, amor mediante, desespera a límites insospechados.

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Desprendimiento. Esa es otra palabra que cautiva y grafica de manera hermosa al amor. Sentimos que anhelamos a esa persona, que la elegimos y que el resto pasa a tener un papel secundario. Es como que dejamos de lado ciertas cuestiones privativas del propio yo; nos fundimos en un nosotros que resulta realmente muy sabroso.

Pensamiento recursivo. Nuestro pensamiento en el amor se convierte en un animal tortuoso, para bien y para mal. Repetimos situaciones, pensamos análogas tesituras o creamos nuevas, que quizás nunca sucedan. La imaginación se esgrime demasiado, a veces hasta el punto de generar un hastío ¿Acaso no viví oníricamente el amor demasiadas veces?

El sentimiento de totalidad es algo sumamente normal en el amor. Sentimos, de súbito o tras un largo trabajo, que el otro lo vale todo, que el amor solo es verdadero si se piensa como absoluto y que todo se pondera a partir de la totalidad de la existencia. Es que amor que se piensa con fecha de caducidad no es amor; está destinado a perimirse antes de volar.

Es una cuestión de esfuerzos, denuedos, ensueños, tristezas, miradas taciturnas, miradas fijas, desvelos, pensamientos recursivos, sueños rotos o realizados a su manera, etc, etc. Todo ese cóctel hermoso pertenece al amor y el humano lo vivirá en esta tierra hasta el último de sus días.

El amor también nos vuelve altruistas. En rigor de verdad, si pensamos luego de la relación, en una época de novedosa soltería, no podemos creer todo lo que hemos hecho. Digamos que se da un proceso de modificación en la subjetividad que es casi completo en las buenas y en las malas.

Final o principio , ¿qué sentido tienen en el amor? El amor, en rigor de verdad, es un presente perpetuo, vivido como tal y satisfecho en sí mismo. Por eso dos que se quieren se perciben de manera tan autónoma; no hay nada que los detenga realmente.

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El amor también es un proceso y eso es lo que desquicia muchas veces a la mismísima razón. Estamos acostumbrados a divisar finales felices, nos muestran un corolario que en la vida no existe, porque solo hay final en el existir cuando el existir termina de ser. El amor, en cambio, es vitalismo puro.

Hay mucho de fe en el amor, porque nos entregamos, nos lanzámos, nos eyectamos con todo el equipaje y los sueños a una empresa que tal vez no tenga éxito. Es doloroso pensar en rupturas o en lo que hicimos por este bello sentimiento, pero de todos modos lo intentamos. Y está muy bien que sea así.

La distancia no tiene que ser un problema si el amor es verdaderamente profundo.

La imaginación encuentra respuestas, le gusta lo difícil o por lo menos vislumbra en lo difícil una posibilidad. En cambio, la fría inteligencia, sumida en la razón, nos dice con idéntica gelidez qué se puede y qué no. Sin embargo, el hombre siempre espera algo más de la vida y del amor.

Siempre eclosionará en nuestras vidas una excepción que rompa la regla, alguien con quien realizaremos lo prohibido, lo anodino, lo que nunca despertó ni el más mínimo interés ¿Por amor? Obvio que sí.

Las tempestades vendrán, los días grises se cernirán sobre las cabezas de los enamorados y, sin embargo, deberán ser lo suficientemente fuertes para sostenerse unidos bajo la tormenta. Los obstáculos no son indispensables, aunque pueden aparecer.

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