Ana Frank: frases, imágenes e información

En la miserias más grandes puede encontrarse algo de belleza, en los pantanos más profusos una hermosa flor. A veces solo necesitamos un hálito de esperanza, un pequeño rayo tierno para darnos cuenta que no todo está perdido, por más que el paisaje y la realidad sean tan pocas alentadoras. Eso sucede con Annelies Marie Frank, más conocida como Ana Frank. Una pequeña con sueños, proyectos, bondades, miedos, una psiquis en desarrollo que se vio atormentada y cegada totalmente por una cruenta guerra, esa que algunos denominaron la segunda aunque poco importen los rótulos. Aquí, entonces, te presentamos frases, imágenes e información precisa y emocionante ¡Imperdible!

Frases profundas de Ana Frank

No hay que desestimar nunca la esperanza, porque es el grano de lucidez, porque es la claridad en la absoluta oscuridad. Y bien: con los hechos ya desarrollados cualquier lector podría decirnos que Ana Franka la desarrolló sin ningún sentido. No, le contestaremos, eso es un gran error. Seguramente a esta pequeña niña la exigua o mucha alegría que le quedó hasta sus últimos días se la debió justamente a la bella dama denominada esperanza.

Hay testamentos o documentos que sirven para demostrar la absoluta barbarie. Y eso no es algo apuntado al bárbaro irredento, total este poco piensa al respecto; sino al pequeño hipócrita que un poco guardamos todos ¿Nos rasgamos las vestiduras al vislumbrar como se fulmina una vida pueril? ¿Nos condolemos con masacres masivas? Y si, desgraciadamente, el hombre en gran medida es eso.

Los libros son puertas a múltiples mundos, sitios en donde la imaginación se nutre sobre todo cuando se sofoca por consumir su propio aire. No tenemos una idea realmente lo que pudo haber significado eso para Ana Franka, una joven que vivió sus últimos años de adolescente encerrada ante la amenaza nazi.

Y las almas puras, que existen, creen en la transformación del mundo. Tal vez podramos achacarles ingenuidad por pensar que todos son como ellas, idealismo porque piensan en una realidad que medre a la existente, ¡pero qué necesarios, indispensables que son! Tal vez las muchas de las bondades con la que gozamos en la actualidad se deban a almas igualmente abnegadas del pasado.

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La barbarie del hombre no tiene límites, pero eso es justamente lo que genera este animal contradictorio: atroz, desalmado, frío, calculador en lo irracional, lógico en la muerte (todas las guerras lo son), pero increíble también en ciertas figuras que dan la sensación que no todo está perdido. Al leer el diario de Ana Frank, su lucidez, su claridad, su escasez de odio, su esperanza en un mejor mañana, realmente podemos creer en lo dicho anteriormente.

Y somos lo que queremos ser, elegimos nuestro ser a medida que existimos ¿Pero qué pasó con esta muchachita? A veces las posibilidades nos las abren otros; eso es lo que suele llamarse destino.

Siempre llamó la atención la prosa de Ana Frank, sobre todo por su exigua edad. A la altura de su muerte solo contaba con 16 años y la claridad es llamativa. De hecho se dice que su padre, único sobreviviente, Otto Frank, se vio sorprendido al leer a su pequeña hija, descubrió una persona que ni se imaginaba. Y eso es lo que sucede con todas las personas: en su interior, con posibilidad o no de expresarlo, hay un mundo entero.

Y cegaron los sueños de una simple niña ¿Pero cuántas Ana Frank hubo? ¿Cuáles existieron pero no tuvieron la posibilidad de ser conocidas? Ana quería ser escritoria o periodista en su futuro; realmente por el material llegado a nosotros no le faltaba talento.

El encierro, el sentirse solo, la división, el cisma, el ser un paria. Eso era realmente el judío o así lo hacía sentir la arremetida nazi. Ana Franka pasó literalmente dos años y un mes en la clandestinidad, sabiendo un poco las noticias y los sucesos a partir de compañeros que no tenían la marca de David como estandarte. La Casa de Atrás. ese fue el recinto que le sirvió de guarida.

El diario de Ana Frank no es un relato homogéneo ni seguro. Muchos escritores se ufanan o aclaran que muchas veces cuando comienzan a desandar sus letras ya saben más o menos el modelo. Un diario es intempestivo por naturaleza; en éste se puede observar una progresión psicológica de la dueña junto a los hechos que le llaman la atención.

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Creer en tu pureza, creer en tu dignidad, creer, sobre todas las cosas, que lo que acaece contigo es una pesadilla o un error. Eso sucede con Ana Franka y sucedió con todos los genocidios que el hombre ha perpetrado. El antisemitismo no era, desgraciadamente, un coto de los nazis y venía arraigando fuerte en muchas partes de europa, sobre todo porque se asociaba al judío con un ladrón adinerado, gregario y frío como un vampiro.

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Imágenes de Ana Frank

En la cotidianeidad, en la mirada, en el andar, en un simplem ademán congelado se puede aprender más de la persona. Aquí, por lo tanto, te dejamos unas hermosas imágenes de esta niña/adolescente que cautivó al mundo entero.

Información de Ana Frank

Nos hubiera gustado que Ana Frank fuese anónima, porque quizás el anonimato implicaría (no siempre, de todos modos) alguien que se salvó o no vivió directamente las jornadas bélicas. Ella nació un 12 de junio de 1929, lo que nos da la pista de que si feneció el 2 de septiembre de 1944 solo vivió quince tiernos años. Sus primeros pasos, como algunos piensan, no acaecieron en Holanda, sino en Alemania. Sí, Ana había visto su primera luz en Francfor del Meno, tres años después que su única hermana mayor,  Margot. Otto, su padre, y Edit, su madre, tenían una vida relativamente holgada por aquel entonces, aunque la crisis que atravesaba dicha nación, el ascenso de Hitler (30 de enero de 1933) y el antisemitismo preponderante hicieron que emigraran a Amsterdam.

Es interesante observar cómo Holanda en muchas ocasiones ha sido respiros para distintos totalitarismos o recrudecimientos de pensamientos que devenían en violencias y muerte para quien no comulgaba. Así lo comprendió la familia Frank, más una secreta esperanza de que nadie se metería con los Países Bajos. Eso no sucedió así y la resistencia de aquel fue efímera. Pensemos en las fechas: si emplazamos como mojón del comienzo de la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre con la invasión a Polonia, año 1939, Holanda ya se rendiría el 10 de mayo de 1940. La vida se violentó para los Frank de nuevo: exclusión, colegio especial para las niñas, sitios vedados, emigraciones imposibles (Estados Unidos era una posibilidad), cierre de la empresa de Otto y un punto culminante que los decidió por la clandestinidad: una carta de citación para Margot Frank a un campo de trabajo en Alemania.

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Aunque parezca contradictorio, la vida en la oscuridad de una casa tendrá un gran vértigo porque justamente será el comienzo del fin para los Frank: coexistieron un tanto hacinados junto a los Van Pels y el dentista, último en sumarse, Fritz Pfeffer. Eran ocho y de afuera les llegaba por amigos y cómplices de la esperanza comida y noticias. Ana, por su parte, ya había recibido antes del suceso el famoso diario y redactaría todo lo que sucedería a ella y su familia en el transcurso de dos años. El 4 de agosto de 1944 son descubiertos (nunca se supo bien el motivo ni los culpables) y trasladados, con el fragor de un rayo, a la oficina de seguridad, a una prisión y luego a campos transitorios para terminar algunos en el temible Auschwitz. Las dos niñas, Margot y Ana, murieron en Bergen-Belsen, otro cruento campo de concentración, por penurias y tormentos de toda laya.

Otto, antiguo general alemán de la primera guerra mundial, fue el único que supervivió al conflicto bélico. Reconoció el diario, lo leyó detenidamente y se dejó influenciar por colegas que decían que el producto de Ana era un diamante en bruto. Toda la vida, hasta su último respiro en 1980, significaron para Otto una redención de su familia y una admiración de su pequeño retoño. La casa de atrás, lugar de escondite, se terminó convirtiendo en un museo.

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