Imágenes con frases del Papa Francisco sobre fe, paz, educación y trabajo
La vida es muchas cosas: desazón, alegría, constancia, disciplina, maravilla, magia, hastío y podríamos seguir hasta el infinito. También, de manera concomitante, es un no cejar en la búsqueda de palabras ¿Cómo? ¿Suena extraño? Tal vez sí porque cualquiera podría decir que estamos llenas de ellas, que incluso sufrimos de sobredosis. Pero aquí hablamos de los vocablos justos, los que expresan sentimientos pesados, situaciones sustantivas, realidades tan internas que a veces tenemos hasta un poco de medio en exteriorizar. De ahí la importancia de quien puede ayudar, de un principio de autoridad para encontrar explicaciones a demasiados estados y circunstancias. Aquí hablamos del representante de Dios en la tierra: te presentamos imágenes con frases del Papa Francisco sobre fe, paz, educación y trabajo.
Imágenes con frases profundas del Papa Francisco
Una palabra sencilla en un emisor sumamente importante. De esa manera podemos caracterizar a Francisco seguramente. Alguien que desde su temprana vocación religiosa aclaró sobre la humildad, la pobreza, la simpleza y la directa llegada al pueblo, lo importante en definitiva.
Jorge Mario Bergoglio sabe lo que es estar en la calle y cerca de la gente. Fue la máxima figura de una diócesis que contenía aproximadamente tres millones de fieles. Es que el mensaje para que sea claro necesita de la cercanía, de la simpleza y también, si se quiere, la dureza del concepto.
La humildad siempre será una buena consejera: deja de lado las discordias, prepara un perdón fácilmente, no se tiene como centro del universo, comprende el accionar del otro, etc. No lo debemos vislumbrar como un peligro, como una pérdida de buenos sitios para sacar provecho; sino como un principio tan vital de la humanidad que el camino contrario resultaría en un desastre para aquella.
¿Virtudes de débiles? No, virtudes de personas que piensan en el prójimo, que hacen carne ese concepto y no lo dejan como mera etiqueta. Es que justamente entender al otro es empatizar y empatizar es ponerse en los pies del otro. Tal vez aprendamos a colocarnos, por lo menos de vez en cuando, en un sitio no tan primordial.
Luchar, conseguir lo que anhelamos cuesta, nos dice el Papa Francisco. Pero lo importante es seguir, levantarse, quitarse el polvo de la caída y continuar. No es tan difícil, aunque implica una madurez especial de nuestra parte ¿La tenemos? ¿O somos esos de que si a la primera no sale el objeto del interés se pierde?
El hombre religioso no podría ser nunca un individuo triste ¿Cómo se entendería eso? ¿Acaso no posee la verdad fundamental sobre sus hombros? ¿No reconoce al gran Señor como el dueño del universo y a él como su criatura predilecta? No puede ser parco, triste, amargo, timorato y todos los estados mezquinos que se le parezcan.
Si llevamos a Jesucritos con nosotros, ¿qué más queremos? Pero es bueno ponérselo a pensar, ya que la lógica nos puede dar una pista. ¿Hay algo más allá de lo infinito? No, sería la respuesta correcta, porque un más allá implica limitación de lo primero. Por lo tanto, si Dios es infinito, ¿que entidad o superioridad espiritual más importante existirá? Es un absurdo de credo y un absurdo lógico. Aquí no rige esa premisa que dice: creo porque es absurdo.
Francisco siempre ha estado del lado de los débiles, de los más necesitados. Por ende, cualquier exceso que haya vivido los ha soportado abnegadamente, con un estoicismo elocuente y un perdón siempre dispuesto en sus labios. Pero no solo aquí, lo cual convertiría al accionar en falso, sino sobre todo en el corazón.
El respeto ante cualquier cosa ¿Pero qué es respeto?Lo solemos graficar con un permiso, una disculpa, un buen día o un pletórico gracias. Digamos que esas son exteriorizaciones, porque en lo esencial solo dicen una cosa: tú, prójimo, vales y por lo tanto existes como fin en la vida; nunca medio de nada.
Muchos falsarios, que son falsos creyentes, realizan oraciones sin cesar. Porque consideran que Dios es una especie de mercader de pedidos. No, eso es trágico, un error demasiado craso. Dios siempre estará para escucharnos ahí, pero no bajo ningún utilitarismo. Si hablamos desde el corazón esos pensamientos y accionares no pueden acaecer nunca.
¿Cuando se ama es bueno revisar el sentimiento? Aunque no se crea, aunque la seguridad sea sempiterna, el ponerlo sobre la reflexión da cuenta de un gran interés. No es juego vano entonces, en tanto cristiano, poner en jaque la duda. Y eso no para negarla, sino para fortalecerla demasiado. No hay nada peor que llevar una fe como un vagabundo estereotipado lleva una alforja.
Dios nos da mucho y nos dará mucho más. Si nos consideramos imperfectos, finitos, poco poderosos, sabremos que cualquier bonanza que salga de nuestras manos tendrá esos rasgos ¿Y las de Dios? No puede ser, teniendo en cuenta su índole perfecta, más que magnánima. Incluso, si somos finos, hablar de ella es un error; no nos acercamos ni un ápice.
La Iglesia debe estar abierta al pueblo, porque solo existe credo si al mismo tiempo hay creyentes. Muchas religiones e incluso papas de la que hablamos se han olvidado de eso a lo largo de la historia. Como buen jesuita, Francisco tiene demasiado en cuenta lo que anunciamos.
La maldad se corta si empezamos a reconocer, por lo menos, los pésimos hábitos que existen dentro de uno y la desarrollan. Para tales efectos hay que saberse poco sabio por momentos, con fallas, llenos de máculas; porque de una supuesta perfección no sale nada bueno en el hombre.
La tristeza que esté con el Díablo, nos anuncia Francisco. Es que justamente todo lo negativo que nos acaece tiene que ver con esta lóbrega y maligna figura. El buen cristiano es alegre, feliz, lleno de esperanza porque reconoció en su alma el mayor bien de todos. El resto, por más bellos que sean, son simples remedos de su gran verdad.
Dícese que un santo como Tomás de Aquino, luego de una breve vida y escribir mucho sobre la fe dejó de hacerlo ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo de detener semejante prodigalidad? Justamente ya había visto la verdad; el resto sería simplemente paja.
Francisco siempre se ha mostrado interesado en los tópicos acuciantes del mundo. No tenemos una suerte de intelectual en su torre de marfil, sino una persona sumamente avezada, llena de preocupaciones candentes porque son atinentes a la humanidad toda.
Si el evangelio es la vida de nuestro Señor, si la misma exuda las grandes verdades del todo, entonces no podrá existir una revolución mayor que evangelizar el mundo. Es una tarea, un proselitismo que si se quiere se hace más que indispensable.
Un papa no solo es un ser interesado en lo que pasa en el mundo, sino una persona que se preocupa, que se conduele con las enormes injusticias y violencias que acaecen en este mundo. Una empatía sin igual debe esperarse de la persona que ocupa ese sitial tan vital: ser el representante de Dios en el mundo, el ser más cercano por antonomasia.
Respeto, amor, alegría, trabajo honesto, humildad, justeza en lo material; aasí podríamos resumir las grandes enseñanzas del Papa Francisco, quien no solo hace alusión a ese nombre por un personaje caro de la Iglesia, sino por la representación de los valores dichos más arriba.