Rosario Castellanos: Los mejores poemas, frases y libros

Una conciencia poética: ese ser que vislumbra figuras retóricas en cada rincón del mundo, que desmenuza y trocea las significaciones, que se cansa del sentido rígido, normativo de las palabras. Esa persona piensa que los vocablos son sus mejores amigos, esos que no imponen y siempre están predispuestos. Predispuestos para salir a borbollones de la boca, y también lúdicos en la mente, ese sitio donde hablamos con palabras sin terminar, ya que nos da pereza. Rosario Castellanos fue una extraordinaria escritoria y gozaba de ese tipo de humanidad y de sensibilidad. A continuación te presentamos frases de ella y mucha información ¡No te lo pierdas!

Imágenes y frases de Rosario Castellanos

Muchas veces se piensa que alguien dedicado a la poesía como obra principal puede ser un tanto escapista de la realidad. El mundo de las palabras sería un sosiego, el armamento justo para derribar circunstancias lóbregas o la argamasa perfecta para crear la mejor torre de marfil. Pero no o, por lo menos, no todos. Rosario Castellanos es considerada como una poeta y narradora sublime, de las mejores en el siglo XX para toda latinoamérica. Su obra es sensible como la sensibilidad de cualquier poeta digno, pero a su vez totalmente inmiscuida en las situaciones de poder. Recordemos que México, ex colonia española, tuvo siempre una enorme población autóctona. Eso, irremediablemente en nuestro mundo, es dolor, contradicción, desigualdad y cuestiones atinentes. Castellanos en sus obras estuvo muy atenta a semejante realidades, porque consideraba que la escritura para que sea debía ser comprometida.

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¡Y la soledad! Rosario nació el 25 de mayo de 1925 en una región de Chiapas, más precisamente Comitán. De muy pequeña se quedó sin su hermano al fenecer de apendicitis y luego sin sus padres. Huérfana, sola, bastarda del mundo, naturalmente encontró en su subjetividad una voz poderosa y un sitio de cobijo. Se dice que fue la primer mujera escritora de ese estado tan lejano, barbárico para algunos, del complejo y diverso México. En 1950, ya radicada en Distrito Federal, se graduaría de maestra en Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Periodista, escritora, filósofa, una mixtura que solo puede contraer un compendio: inteligencia sublime, palabra poderosa, pensamiento incansable e inexpugnable. Y así fue: trabajó en el diario Excelsior, fue docente e investigadora en las mejores casas de estudio tanto en su nación natal como en Estados Unidos, fue madre de un único niño (tras muchos abortos e intentos dolorosos), se codeó con los máximos intelectuales de su época y hasta llegó a ser diplomática en Israel. Ese país la vio fenecer muy joven, a los 49 años de edad ¿El hecho? A veces no sabemos la cara que puede tener la muerte, por más esfuerzo que hagamos en imaginarlo. Rosario simplemente atendió un teléfono mojada, una lámpara, en el camino de tan baladí tarea, y su descarga eléctrica la dejaron exánime. Un hecho doloroso, sin lugar a dudas: primero porque se perdió una vida llena de querencias; segundo porque se segó un intelecto poderoso, luminoso y jovial. Tres ingredientes demasiado importantes.

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Su obra está cargada justamente de esas situaciones límites y realismo que implican el poder, lo político, el racismo, las violencias y desigualdades de un mundo a veces en exceso injusto. Pese a su optimismo, Rosario Castellanos siempre fue muy apologeta del papel de la mujer, de las insuficiencias en las que se hallaba y la carencia de asimetría respecto al hombre. Ella fue un gran estandarte en lo que se considera, en sentido lato, los derechos de la mujer en la región.

Pero pensemos un poco en su obra: Belún Canán se centra, pese a las divergencias en historias, en una niña de la alta clase de Chiapas, quien intenta construir su identidad en medio de tantos polos complicados. Pensemos en las poblaciones autóctonas, las divisiones de clase, los cismas de género, etc. Bueno: una pequeña niña construye su subjetividad a partir de esas realidades. Asimismo, Castellanos tenía la enorme capacidad de reflejar vidas, pero nunca por un segundo desatender el contaxto. De hecho, las individualidades servían, siempre, para comprender de un modo más profundo las tesituras. Ciudad Real, otra obra magnánima, también trabaja con dicotomías como hombre y mujer, autóctono e hijo de colonizador o blanco. Se repite en este caso mucho el tópico del lenguaje y como los nativos terminaban utilizando como herramienta uno que no les pertenecía: al contrario, los dominaba. Trayectorias de polvo, por otro lado, habla de tópicos centrados absolutamente en la mujer, aunque siempre teniendo al hombre como contrapeso necesario, indispensable.

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Aquí te damos un pantallazo de la autora para que la comprendas, estudies e incluso, con algo de hesitación, te atrevas a recorrer sus meandros literarios. Filósofa y escritora, una combinación que a muchos puede parecer sobremanera llamativa. Su prosa cuenta, justamente, con esa cuota de realismo y de poesía; su rima, cuenta con esa cuota de inmediatez y magia. Pero como toda invitación, no deja de ser una sugerencia, ya que el paso más importante lo debes dar tú, querido lector.

Esperamos que disfrutes de las siguientes frases, poemas e información.

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