85 Frases Positivas para subir y elevar la Autoestima en imágenes
El mundo existe por fuera de nosotros, eso es algo evidente y de nada sirve cerrar los ojos para que ub objeto desaparezca por arte de magia: seguirá estando, a menos que accionemos; para el caso lo mismo. Sin embargo, ese objetivismo puede llegar a ser ciego ¿En qué sentido? En el sentido que el mundo se nos abre de acuerdo a nuestros estados de ánimos y que algo grato un día al otro puede resultar sumamente engorroso ¿El quid de la cuestión? La estima, el pensamiento positivo, el no cejar ante las inclemencias del existir es algo perfecto ya que por arte de magia modifica para bien lo que nos rodea. Estas imágenes buscan semejante propósito.
Frases positivas para elevar la autoestima
No viene mal tener una cuota de estima elevada todos los días. Nos protegemos de los abusos ajenos, de las depresiones cuando claudicamos en ciertos cometidos, de considerarnos demasiados pobres, subestimarnos y yerbas similares. Suele decirse egocéntrico como una palabra peyorativa, pero hay una distancia sideral entre considerarse el centro del universo y quererse, tenerse por una entidad importante.
Los sueños siempre deberán ser motivadores, acicates, una energía especial que fluya por nuestros torrentes sanguíneos. Si quedan como materia onírica de distracción, el resultado que obtendremos es que nos va a sustraer de la realidad, la cual precisamente es la materia de cualquier cometido que se presente en la mente.
Piensa que la vida es un milagro. Sí, sabemos que es abstruso, difícil, porque naturalizamos absolutamente todo ¿Pero no sería hermoso, en alguna circunstancia del día, recuperar esa visión auroral? ¿Ese crepúsculo de la mirada que vislumbra por primera vez, llena de maravilla y feliz? Hagamos el esfuerzo, porque realmente vale la pena. La vida está en juego.
Que no haya una jerarquización abusiva de las jornadas; es decir, tener algunas como pobres y solo pocas como felices. No, que cada instancia de la vida sea motivo para reír. Eso, por lo tanto, equivale a transformar nuestro espíritu. Otro denuedo que vale demasiado la pena.
La pasión es la mejor medida para hacer las cosas; digamos que es el ingrediente perfecto para realizar todo lo que queremos ¿Por qué? Porque lo efectuamos con ganas, poniéndo el cuerpo en el menester y ya sabemos que el resultado, bajo tales efectos, va a distar de ser malo.
Las crisis muchas veces son incomprendidas: se tienen como el fin del mundo, como el acabar de una era que finalizaría con nuestro existir. Tal vez erramos mucho, porque una crisis asimismo puede ser una oportunidad, un quiebre que dé como corolario algo que medre el presente, lo actual.
Crear el miedo es lo peor que podemos hacer. El miedo imposibilita, nos enclaustra, nos coloca en una situación de comodida rara porque cada vez nos quita, extirpa más espacio para la acción. Terminamos teniendo una existencia gástrica, apegada a dos o tres mandamientos esenciales porque siempre funcionaron ¿Y lo bueno? ¿No vale el riesgo, el albur o desafío? Claro que sí.
Y lo malo es mejor percibirlo y sopesarlo como experiencia, aprendizaje, oportunidad para entender que ese error se cometió una vez, pero que no tiene que suceder necesariamente una segunda vez. Es muy simple: están quienes se lamentan por su mala suerte; otros, en cambio, le sacan su buen provecho.
Di sí en cada oportunidad de la vida. Que el miedo no te haga ser excesivamente reflexivo pero desde lo lóbrego. Si tiene que haber elucubración que sea desde el lado de la oportunidad, del espacio abierto, de la puerta que abre y nos muestra sus enormes goznes en movimiento.
Los sueños alimental el alma. Muchas veces escuchamos que hay que vivir en el presente; aunque esa verdad es a medias ¿Por qué? Porque podemos existir hoy, aprovecharlo, sacarle hasta el último de sus zumos y, sin embargo, proyectar, creer en un porvenir mejor, llenarnos de sueños que nos trasladan a un más allá siempre mejor para la esperanza.
Sonríe aunque no haya motivo o fundamento. De hecho: sonríe antes de que el acontecimiento suceda, valga la redundancia. Que la sonrisa sea un automatismo ¿No estamos llenos de estos? ¿Somos una plétora de mecanismos? Claro que sí, por ende lo más sabio que podemos hacer es elegir los buenos, los que nos llenan el alma y la convierten en algo apacible.
Quizás haya cosas imposibles; no podemos dudarlo. Pero lo contrario también es cierto: muchas son posibles. El problema estriba cuando tú, centro de tu acción, no lo crees así. Es como ir a la guerra pensando en una derrota segura; anticipamos el desenlace infausto.
Fuertes sacudidas, miedos, mariposas en el estómago, nerviosismo, sentimiento de nulidad; todas son palabras o frases que expresan el cambio, la modificación de una situación conocida a una por conocer. Naturalmente el estatismo tiene sus bellezas; sin embargo, puede volverse peligroso quedarse anquilosado en el tiempo.
¿No te gusta lo que tienes? ¿Tu realidad apesta? ¿El trabajo es peor? Bueno, cámbialo. Claro que el resultado nunca está garantizado, pero siempre un primer paso te quita de ese estar empantadado tan lóbrego y triste. Los comienzos pueden ser austeros, aunque son comienzos.
Sé exigente porque tal vez esa actitud te traiga cosas más bellas y positivas a futuro; pero que esa exigencia, medida de tu espíritu, no abscriba en naturalezas imposibles. Lo decimos más simples: un ideal sirve para caminar y también para subyugar. Sepamos diferenciar eso.
Tener, tener y tener, nos dice la voz de la actualidad. Nosotros le respondemos: ser, ser y ser. Y no porque desdeñemos la posesión, ya que sabemos que nos otorga bellas gratificaciones; sin embargo, a veces dejamos demasiado por semejante realidad. En todo caso seamos más simples y si proyectamos deseos que ese mismo impulso diserativo no signifique desdeñar lo que sí ya tenemos.
El no intento es lo peor que podemos realizar. Ahí está el individuo que se jacta de nunca haber fallado ¡Pero debe ser una deidad! En rigor de verdad quien no falla es porque ya lo hizo mucho en el pasado o no lo hizo nunca, es decir, la muerte misma de los sueños. Errar es humano; no errar divino; no intentar inhumano.
Agradece lo que tienes, porque el mismo acto de agradecer equivale a ponderar lo que se tiene, a tenerlo siempre bien presente como regalo de Dios, el destino o tu propia labor fatigosa.
Los sueños deben perseguirse ¿Son complejos? No importa, ya que seguramente valen la pena, la fatiga, el dolor, el sudor y quizás alguna lágrima.
No te arrepientas de cómo actuaste en el pasado, porque seguramente en ese momento para ti fue la mejor opción. La queja puede pasar si fuimos demasiados timoratos o pocos sesudos; pero sí no existió esa realidad todo redunda en hacerse daño en vano.
El cometido, el objetivo, el sueño debe ser como un faro que nos guíe por el lóbrego derrotero. Cuando el dolor del momento o el denuedo aparecen, siempre es bueno tener en mente el por qué de ese accionar, ya que de ahí sacamos verdaderas fuerzas. De lo contrario, podemos caer en la peligrosa coyuntura de abandonar lo que tanto desvelos y felicidades generó.
Esperamos que esta gran cantidad de imágenes, querido lector, te llenen de positividad para iniciar la jornada del mejor modo. Sí, siempre es bueno un poco de motivación externa.