50 frases de Buda para compartir y reflexionar

¿Ser un maestro ascendido? ¿Tener un nivel de impasibilidad absoluto? ¿Ver como nimiedades los grandes entuertos existenciales? Todo eso y mucho más obtuvo Buda Gautama. Pero no hay que pensarlo como una sabiduría inasequible, sino como aguas sosegadas que todos pueden surcar. Te presentamos 52 frases de Buda para compartir y reflexionar. Un tiempo de respiro, un tiempo de meditación ¡Imperdible!

Frases hermosas y reflexivas de Buda

Tranquilidad, paz, ataraxia. El mundo está lleno de placeres para vivir sufriendo.

Ama a toda la humanidad. Que el prójimo no sea un ser específico, sino lo ecuménico.

Ser antes que tener. No te pierdas en los objetos.

Sin ser egoísta, siempre analiza tu persona, ya que los pensamientos que portes serán vitales.

La vida es corta para andar entristecido y lleno de veneno. Ama todo lo que puedas.

Buda excede su figura. Poco importa si existió o no, debido a que lo vital son sus increíbles enseñanzas.

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Un hombre que decidió dejar su vida, que era la de un príncipe, y su familia. Todo por una sapiencia distinta. Pero no se comprenda semejante acto como un mero cambio de su bagaje cultural, al mejor estilo enseñanza colegial. No. Aquí hablamos de una persona que transfiguró todo su ser, porque el acceso a la verdad solo es posible con un cambio del sujeto que la pretende.

Cuida tus pensamientos, porque el enemigo interno siempre es más astuto y taimado que el externo.

Decía Buda que el hombre verdaderamente se volvía afable cuando respetaba a cada ser vivo, no importa su tamaño y desarrolla, que se cruzaba en su vida.

Múltiples enseñanzas a tu alcance, querido lector.

Sin embargo, toda premisa o frase necesita de una apertura del receptor, cierto nivel de entendimiento e interés. Sin ello todo es poco.

No son importantes los objetos ni las grandes riquezas. Ellas generan tumultos y desvaríos en el corazón. Una vida austera va muy bien con la serenidad del alma.

Se puede ser feliz con muy poco. No es tanto el mundo, la realidad, sino los ojos que ven, el sujeto que se trasciende.

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Dicen que cuando era un príncipe pequeño salió a dar una vuelta con su humilde chambelán. A paso lento de carreta, pudo observar una persona entrada en años, achacosa, sin dientes. El pequeño Gautama pidió enseguida la vuelta. De qué servían las glorias y placeres de la juventud, si iba a terminar en la vejez. Sí, Buda, desde niño, se comprendía como una totalidad.

Ama mucho, sin reservas.

Deja el ego de lado por un momento. Maldito pronombre personal, que da tanta seguridad, pero que termina en demasiado egoísmo.

Tú eres parte de un enorme universo lleno de vida ¿Tienes alguna preeminencia por sobre el resto? No, ninguna. Vanaglorias y un ufanarse humano han generado un pensamiento tan retorcido y perverso.

Buda no era un asceta absoluto ni un sensualista nato. El justo medio fue siempre lo que busco, aunque pudo llenarse con sus pensamientos.

Dudas por aquí, dudas por allá. Deshazte de ellas y encuentra el camino.

Tranquilidad de alma, ese es el regalo más precioso. Si en casa estamos bien, nada puede ser mejor.

Tus pensamientos son poderosos, a tal punto que emplazamos una premisa: ellos se pueden convertir en cosas. El hombre crea mundos a partir de su hermosa y profunda interioridad.

No debes seguir la vida de Buda, tal cual. No hablamos de enormes abnegaciones ni desdenes que pueden sentirse excesivos, casi paroxísticos. Solo lo que te encargamos es la toma de ciertos pensamientos, que bien pueden ayudarte en tu vida y en la de otros. Porque recuerda una cosa, querido lector: la formación, en el sentido pedagógico, dura lo que soporta la vida que anima nuestro cuerpo.