Imágenes con frases de esfuerzo, dedicación, tenacidad y valentía

La vida es esfuerzo en la mayoría de los casos. Podemos esperar, es cierto, que las cosas decanten, que se den por sí solas, que caigan del cielo, todos heufemismos que indican acciones de otros y pasividad propia; pero por lo general eso no conviene, sobre todo si nuestros cometidos son deseados socialmente, apetecidos por convención ¿Queremos un bonito trabajo? Muchos estarán atrás de tal ¿Necesitamos una casa amplia, un auto o simplemente ser felices más allá de cualquier objeto? Siempre habrá cola ante tales realidades. Por eso, lo repetimos, pocas misiones vitales (para no decir casi nada) se hacen sin esfuerzo. A continuación, para respaldar al tópico, te presentamos frases de esfuerzo, dedicación, tenacidad y valentía.

Imágenes con frases de esfuerzo, dedicación, tenacidad y valentía

Los conceptos que aquí exhibimos se retroalimentan absolutamente. El esfuerzo, la dedicación y tenacidad son casi idénticos, pero todos necesitan de su amiga la valentía para llevarlos acabo. Con los grandes objetivos es indispensable grandes hombres; no hay vuelta de rosca en el asunto. La pusilanimidad no puede entrar aquí porque hace mermar sus fuerzas en seguida.

El pensamiento en cualquier acometida es vital. Sí, claro que el accionar debe secundarlo, pero muchas veces se piensa, aunque sea un poco, antes. Entonces ese empujón germinal va a estar absolutamente determinado por lo que pensemos en el momento; es así de simple la cuestión.

Los significados sirven para saber a rasgos generales el qué de una palabra, sin embargo, eso también es relativo ¿Por qué? Porque los espíritus poderosos modifican todo, hasta el signo de lo imposible ¿Qué será imposible para ellos? Seguramente lo que realmente es inhumano, porque en lo que respecta a las empresas de este mundo todo le es posible ¡Hermosa sensación!

Siempre se requiere de esfuerzo. Es una sabiduría que debemos aprenderla siempre, incluso con el sudor de la frente y las lágrimas de nuestros ojos. La incorporamos a la fuerza cuando nos damos cuenta que el mundo no responde al simple llamamiento y que hay que accionar.

El esfuerzo siempre tiene una recompensa, pero, querido lector, es mejor no pensar en ella. Porque a veces si miramos mucho en el futuro desatendemos el presente. No, mejor seguir adelante, trabajar, aprender a amar el proceso; los resultados llegarán solos aunque sigan siendo inciertos.

No te rindas nunca. Siempre existe un hiato, un espacio en el tiempo en donde podemos pensar el por qué de semajante esfuerzo. Esa abertura reflexiva es medular para seguir adelante, porque a veces las fuerzas cejan, los objetivos parecen lejanos y ni siquiera se los observa a lontananza. Sigamos, pensemos los motivos de la lucha, sigamos.

La motivación, el entusiasmo, si se quiere, son medulares en estos procesos. No queremos desarrollar el proceso hacia el cometido, la tenacidad sin límites, con una mera inercia moribunda. No, queremos energía, electricidad que movilice músculos y nervios. Eso, de paso, nos ayuda a disfrutar todos los momentos y no solos los desenlaces. Al fin y al cabo, los procesos son vida también en su devenir más puro.

Rendirse es olvidarse el motivo, dejar de lado las esperanzas, no tener miramientos con las proezas prometidas; es abandonarse y fallarse a sí mismos. Obvio: nadie luchará por nuestros sueños, ya que estos tienen vida, movilidad, motilidad, a partido de lo que le damos nosotros. Son nuestras hermosas criaturas.

Que el esfuerzo sea valorado desde el primer momento. Nada de generar un cisma, dividir entre tiempos buenos y malos, lóbregos y apacibles. La vida siempre tendrá su belleza para quienes desean verlo así y el hombre ha demostrado en su triste historia que puede hallarlos en los páramos más insospechados del vivir.

Cada uno tiene las razones de sus caminos. El ojo ajeno puede pontificar, juzgar, incluso excalamar que se han tomado malas decisiones ¿Pero sabes qué? Tú vives aquí, en tu cuerpo y cada decisión tomada en su tiempo fue cavilada como la mejor.

Eludir puede parecer muchas veces de timoratos, débiles, tontos o pequeños. Sin embargo, porta una sabiduría muy hermosa ya que se mantiene incólume frente a los grandes obstáculos, porque sigue su camino más allá de un leve cambio de dirección. Quizás a la larga sea una sapiencia demasiado profunda.

Y quizás nada caiga del cielo y quizás todo sea enorme, sudoroso y doloroso esfuerzo ¿Pero no nos sentimos completos cuando hemos logrado ese cometido tal anhelado? ¿Y más si de nuestras manos temblorosas por la tenacidad salieron tan hermosos corolarios?

La vida es vitalismo, pero el hecho de que exudes aquella sensación no te convierte en dispensador y desperdiciador de semejante bonanza. Recuerda eso: el esfuerzo de hoy se verifica con el intento casi exitoso o el resultado del mañana; pero el abandonar es ciertamente un desperdiciar de energías.

Principio de analogía: lo grande siempre atraerá lo grande, solían decir en el pasado algunos pensadores. Bueno, a los fines de nuestro tópico sirve tal enseñanza: si tenemos sueños enormes necesitaremos de esfuerzos enormes, porque lo contrario sería cavilar en la nada misma.

Nada de tirar la toalla cuando las cosas comienzan a ponerse difíciles. Nada de pensar que los sueños se vuelven basura de repente porque notamos que los caminos son un poco más escabrosos que el inicio. Ahí se observa la valentía siempre necesaria para cualquier cosa de la vida: amar, proteger, querer, desear, etc.

No hay éxito en la resolución sin fracaso. Ese hermoso pensamiento dialéctico, de formas que se contradicen y superan, es sumamente complejo y ajeno para muchos. Es que se piensa que el resultado se da de un pistoletazo, de manera impoluta reviviendo una suerte de vida en el paraíso. No, aquí abajo no sucede y todo lo grande sale del fango, convivimos siempre con los errores que nos enriquecen.

La experiencia es justamente eso: aprender, equivarse, temer, ganar con valentía; una mezcla de sensaciones tan heteróclitas que dan miedo a veces. Sería el vértigo del existir que puede arrojarnos a cualquier parte, bajo cualquier circunstancia.

Pero tal vez la realidad pueda ser indómita. Si yo hoy quiero ser astronauta tal vez todo sea imposible. Sin embargo, la superviviencia a veces radica en la modificación de uno mismo, en el deseo apuntando a donde sí se puede congratular. La magia del hacer es tan compleja que merece tantas revisiones puedan hacerse.

Dar todo en el camino del logro es lo mejor que nos puede pasar. Naturalmente nunca tenemos nada asegurado, por eso a veces hacemos bien en dejar algo de lado los cometidos, cavilar sobre otra cosa o simplemente enamorarnos del proceso, siempre y cuando este no sea una verdadera tortura (incluso, algunos han amado eso).

Clava en tu mente la idea de persistir, porque por lo general los cometidos no se suscitan en la primera vez, como si no hubiera nada más en el camino. No, la verdad que es indispensable soportar tortuosidades, caminos poco rectos y cuestiones por el estilo.

Fallar, un hermano que tenemos que adorar, ya que nos enriquecemos precisamente por superarlo. Por lo tanto, podemos proferir que es indispensable para cualquier clase de crecimiento en la vida.

Si no luchas, si no te metes en el fango de la lid, posiblemente nos estés demostrando a todos los espectadores de tu sueños que no deseas tanto la cosa, sea lo que sea ésta última. El esfuerzo por lo general es una excelente medida del anhelo.

Y haz un lado a los miedos: de ellos, por lo general, no viene nunca nada bueno. Son quietismos, timoratos, asesinos de vitalidad.